Sigo con mis entradas saludables, pero esta vez, con el toque dulce que de vez en cuando nos apetece. La semana pasada asistí a una charla online sobre repostería saludable, donde nos explicaron algunas ideas para hacer nuestros postres más sanos. Con una receta encontrada en la red y aplicando estas ideas, he creado esta receta, que tengo que decir, ha sido todo un éxito. Normalmente cuando cocino sin azúcar, mis hijos no quieren ni probarlo, pero estas galletas mi hija las ha devorado, y no me extraña, porque salen buenísimas.
Ingredientes (me han salido 21 galletas)
200 gr de harina de avena (o copos, que los trituraremos)
8 dátiles (los míos tenían hueso y se lo quité, pero si son sin hueso, mejor)
1/2 cucharadita de canela en polvo
65 gr de aceite de coco virgen (el mío era eco). Podéis usar aceite de oliva suave, pero si podeis conseguir el aceite de coco, mucho mejor.
1 huevo (para hacerlas veganas, reemplazar por 30 gr de semillas de lino trituradas, con un poco de agua)
2 cucharadas de bebida de avena (o cualquier otra leche)
30 gr de pistachos pelados y picados
Preparación
Empezamos poniendo los dátiles en agua muy caliente y dejándolos una media hora mínimo. Esto lo podéis hacer con antelación para no parar el resto de la preparación. Pesamos los pistachos y el aceite de coco.
Después lavamos y picamos los pistachos.Trituramos los copos de avena, si no teníamos en harina.
Una vez pasado el tiempo de remojo de los dátiles, los pasamos a un robot de cocina y los trituramos bien. Yo lo hice en la Thermomix, unos segundos a v5-7. ¡¡Ojo aquí que no tengan hueso!!
Ponemos en el vaso de la Thermomix, o bien, en cualquier robot de cocina (o en un bol y lo hacemos a mano), los dátiles triturados, la harina de avena, la canela, el aceite de coco, el huevo, la leche y los pistachos troceados. En la Thermomix lo he puesto en vaso cerrado, velocidad espiga durante 1 minuto. Se trata de amasar bien los ingredientes para que quede algo así.
Lo pasamos a un papel sulfurizado o papel de horno. Doblamos el papel y pasamos un rodillo para dejarlo de un grosor de 1 cm aproximadamente. Llevamos a la nevera durante una hora.
Pasada la hora, encendemos el horno, calor arriba y abajo, a 180º. Sacamos la masa de la nevera y usando un cortador, cortamos las galletas. Yo usé este de corazón. Vamos colocando sobre la bandeja de horno.
Ahora con los restos que nos hayan quedado, los mezclamos bien con la mano, colocamos en papel film y hacemos un rodillo bien apretado.
Desenrollamos y con ayuda de un cuchillo, cortamos en porciones iguales.
Usando un vaso y un poco de film para que no se pegue, aplastamos cada porción para conseguir el grosor similar al de las galletas que ya hay en la bandeja. Así terminamos de usar toda la masa sin desperdicio.
Cuando el horno esté caliente, llevamos a la bandeja central, durante 20 minutos.
Pasado ese tiempo, pasamos a una rejilla con cuidado para que se enfríen.
Y cuando estén frías las podemos guardar en un tarro de cristal o en una caja de lata, donde se podrán conservar (si es que duran) una semana.
Espero que os gusten tanto como a nosotros.
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