Galletas de mantequilla

Hoy hemos pasado el día para resguardarnos del frío siberiano este que tenemos, así que hemos aprovechado para hacer unas galletas caseras. Hace tiempo que buscaba una receta de galletas que me guste de verdad y de momento creo que esta es la que más me gusta de las que he probado. La he sacado de Directo al paladar y la he adaptado para hacerla con la Thermomix por pura comodidad, pero bien se pueden hacer a mano, con una amasadora de mano, una Kitchen Aid o lo que tengáis por casa.


Ingredientes (me han salido 3 bandejas de galletas, unas 60)
300 gr de mantequilla
1 taza de azúcar
2 huevos
1 cucharadita de esencia de vainilla
5 tazas de harina.

Como tengo en casa unos medidores de "tazas" en medidas inglesas, los he usado, pero podéis usar una taza mediana que tengáis por casa. 

Preparación
Comenzamos batiendo bien la mantequilla, que previamente habremos tenido fuera de la nevera el tiempo suficiente para que esté blanda. Le añadimos el azúcar y seguimos batiendo, a continuación añadimos la esencia de vainilla y los huevos, y cuando esté todo bien ligado, le vamos echando poco a poco la harina.
En teoría al final debería ser una masa difícil de trabajar que ya no se pegue, pero como yo lo he hecho en la maquinita, no lo he apreciado.
En thermomix, he puesto la mariposa y he batido la mantequilla a v3 durante un par de minutos, luego he quitado el cubilete y he ido añadiendo el azúcar, la vainilla y los huevos y cuando estaba todo bien batido he quitado la mariposa y vuelto a dejar la tapa sin cubilete, a v3 mientras iba añadiendo la harina. Al final la he puesto en vaso cerrado, velocidad espiga, hasta que he visto que estaba bien uniforme toda la masa.

Encendemos el horno a 180º. Ahora extendemos con el rodillo hasta un grosor como de 1/2 cm y con un cortapastas vamos sacando las galletas y poniéndolas en la bandeja del horno. Se hornean durante 15 minutos, aunque parezca que no están hechas, fijaos si los bordes están dorados, que eso es que ya están. Cuando estén listas, las vais pasando a una rejilla para que se enfríen antes de guardarlas.

A mí me saben como las galletas danesas de la caja metálica de toda la vida. Están de muerte!